velas blancas
de dónde viene mi ansiedad,
mi angustia salobre,
mi tristeza húmeda,
en que mares escondidos
pernoctan mis ojos acuáticos
de la luna atrapada en la red,
de concha arrojada a la vida.
de dónde llega mi ansiedad,
mi angustia náutica,
mi tristeza marina.
vendrá quizás de playas lejanas,
de la fatiga de largas jornadas,
de un trabajo que no desafía la tormenta,
de la falta de manos y remos
y sonrisas conocidas,
de no entender las corrientes ni los vientos,
de no encontrarle sentido a esta travesía,
de sentir que existen otras orillas,
sin embargo en estas costas solitarias
aún me atan estrellas furtivas.
vendrá talvez de fosas submarinas,
de pasados jamás resueltos,
de profundidades abisales
donde se ha ido depositando el tiempo,
del fondo de un oscuro océano
donde el miedo me arranca el aire,
del lodo béntico que ancla mis sueños
y me da miedo palpar
buscando estrellas fugitivas.
la marea
inunda las ensenadas estuarinas
de mi frente oscilante,
el azul sumerge mis palabras
y mis razones buscan una isla,
un refugio para descansar-
para esperar
para poder aguantar.
debo partir,
desplegar mis velas blancas sobre el mar,
buscar el escondido arrecife
donde se enredan mis penas
y dejarme guiar por el color de las alas
y los destellos prismados del sol,
para que a esas mismas aguas
de dónde surge el dolor,
llegue mi mano decidida
y abra la puerta de corales
que le dará paso a una fuerza limpia
una mirada inalterable
y a mi presencia cristalina.
debo partir ahora.
cali, junio de 1985