trencita
en mis manos una caricia
y entre mi pelo
una trencita,
bajando del aire
a la tierra,
de la esperanza
a la realidad,
un nudo diminuto
del hilo cósmico
que me ata al silencio,
que me señala el camino,
que me acerca la piel
a la superficie,
que desnuda mi corazón
ante la vida,
y deja que la ternura
se cuele lentamente
en mis pupilas húmedas
y deja que mi voz fluya
como una brisa suave
sobre mi casa dormida.
cali, junio de 1991