regresando a la mañana
hoy regreso;
sin embargo sé que no he partido.
es una sensación de llegada,
de retorno,
con bagajes a cuestas,
con mis sombras y mis claroscuros,
con las dudas de los años y de la experiencia,
canas inagotables
arrugas sucesivas
huellas que voy encontrando sobre mi piel.
no soy más ni soy menos,
distinto quizás,
consciente de mi presencia bajo lunas y estrellas,
luceros sosteniendo las páginas blancas,
que voy inundando a gotas
de mi transcurrir.
soy más libre y arrastro menos cadenas,
me fugo sin prisa de las celdas,
habito muy cerca
del crepúsculo
pero regreso siempre a la mañana,
cuando el sol me aproxima al día
y mi casa dormita en la penumbra matutina.
conozco mejor la naturaleza humana,
más quiero a unos,
busco comprender a los otros,
el calor de los amigos desafía mares y montañas
y amolda el contorno ajado de mis manos,
mientras el amor se nutre
de las lloviznas suaves
que humedecen mis ojos,
de los abrazos tibios
que impregnan mi camisa,
de las sonrisas pasajeras
que se aferran a mi piel.
juzgo menos
aunque tengo más juicio,
sigo sin entender
el odio sus asaltos,
la guerra sus quebrantos,
me sesgo menos
al percibir senderos más labrados,
desyerbo mi huerto una maleza a la vez
y le sigo preguntando al silencio
quién soy
y a dónde vamos.
me he permitido la nostalgia
sin que la ausencia afecte mi razón,
sin presagiar el umbral donde mis huesos abandone
y sus cenizas dispersas puedan deambular por el mundo náutico
y en un estuario protegido,
regresen de nuevo al sol
por la raíz sedienta de impávidos manglares.
no pretendo quedar en la memoria de todos
pero me llevaré las historias de cientos,
mil palabras quedarán esperando una salida,
mil deseos dejaré en fila,
aguardando,
tocaré unas cuántas vidas que prolongarán mi existencia
y en las hojas de algún libro,
tendré una nueva oportunidad
de ser y de volver.