

prolongándonos
un pedazo de pan
suspendido en la mesa,
un té que has dejado
a medio tomar,
mi café que todavía espera
enfríandose al alargarse una pausa,
pausa que se me fué formando
entre las migas caídas,
migas que me fueron devolviendo
a la necesidad de pensar en tí,
sin saber mucho cómo
ni para qué,
buscando talvez darle forma a las cosas,
forma que no necesitan,
ya que si anoche
tú y yo fuimos dos
tan cerca entre nosotros,
hoy seguimos siendo dos
en una continuación simple
de seguir viviendo,
prolongándonos,
por entre pausas,
por entre migas y formas.
bruselas, noviembre de 1981