
poesía en movimiento
En este episodio que he llamado “poesía en movimiento” o “poetry in motion”, como se llama el programa de poesía en el metro de Nueva York que lleva casi 30 años de existencia, nos enfocaremos en la poesía en el transporte público. Es la poesía que al entrar a una estación o al montarnos en un bus o vagón de un tren, el metro, el underground, el subway, nos da un guiño para que leamos los versos que alguien ha escogido para que te acompañen en tu jornada.
No recuerdo cuando me pasó a mí, pero estoy casi seguro que mi primera experiencia con encontrarme una poesía en un metro fue alguna vez en Madrid.
Primero te cuento que soy fanático del transporte público, el organizado de los países desarrollados y el subdesarrollado donde toca compartir tu espacio con decenas de personas y te sientes como una sardina, pero de las que vienen en una lata, de sardinas. He montado en todo tipo de buses, articulados, eléctricos, de dos pisos, descapotados, camiones, autobuses, colectivos, flotas, bondis, guajoloteros, micros, trolleys, las chivas o buses escalera de Colombia – aunque ahora la definición de chiva ha pasado a ser “party bus” o “bus de fiestas” por su uso como fiestas andantes, los buses “camello” de La Habana, las guaguas, los autocars. En muy pocos de estos he encontrado poesía pero no puedo negar que algunos me han inspirado.
He experimentado los “metros”- nombre dado a los ferrocarriles metro-politanos, en muchas ciudades del mundo. Desde el más extenso, el subway de Nueva York, el más antiguo, el underground de Londres, el BART de San Francisco, le metro de Paris, el subte de Buenos Aires, el de Los Angeles, Washington, Boston, Roma, Atenas, Lisboa, Praga, Tokyo, Kuala Lumpur, México, Medellín… en fin, me he montado en decenas de ellos.
Y si, la poesía ha llegado a muchos de ellos. Y por esto le ha llegado a miles de pasajeros. Miskita escribe este poema inspirado por unos versos que se encontró en el metro de Madrid:
Vuelvo de la Universidad, cansada, o voy a ella, dormida. En Moncloa me espera Neruda, eterno en sus versos y que me dice en voz baja:
“Te recuerdo como eras el último otoño,
eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
Y las hojas caían en el agua de tu alma”
No estoy segura de la literalidad de las palabras de Neruda, porque lo escribo de memoria y, al menos la mía, suele fallar. Al bajar las escaleras del metro busco estas palabras como el que espera un guiño, y ya no es Neruda el que me saluda. La poesía es del que la usa y a mí me recuerda a mi abuelo.
Su calma, su otoño, sus ojos llenos de memoria. Sobre todo, me parece ver sus manos, elegantes y finas, para mí perfectas. Casi Neruda me da la oportunidad de volver a cogerle la mano a mi abuelo, ya temblorosa en el crepúsculo. Y casi soy capaz, tan sólo mirando un panel en la parada de un metro, de decirle que le quiero.
Miskita, comentando un poema del metro de Madrid, me envuelve, me lleva a ella, la imagino, la veo saliendo de la estación llevándose a Neruda en el corazón. Su blog se encuentra aquí.
Hay proyectos de poesía en el metro que se han realizado en varios países del mundo. En estos proyectos la empresa de transporte público se alía con alguna institución educativa, una fundación o asociación de poetas y lanza proyectos de poesía para que todos aquellos que nos montamos en un bus o en un vagón del metro podamos encontrarnos con un texto poético que nos acompañe y que nos inspire.
Poetry in Motion fue lanzado por la MTA o Metro Transport Authority de Nueva York y la Poetry Society of America en 1992. Los primeros cuatro poemas que aparecieron en el llamado subway, fueron un extracto de “Crossing Brooklyn Ferry” de Walt Whitman, un poema de Emily Dickinson, uno de William Butler Yeats y otro de Lucille Clifton. Durante los primeros años los poemas aparecieron dentro de los vagones, en la parte superior, al lado de propagandas. En el Blog en la web pueden ver fotos de estos primeros años. En 2008 se habían ya exhibido más de 200 poemas. Luego de un breve lapso en que los poemas fueron cambiados por pequeños textos llamados “Train of Thought” un excelente juego de palabras. “I lost my train of thought” se traduciría como “perdí el hilo de lo que estaba pensando”. Train también es Tren; de allí “Train of Thought”, el tren del pensamiento, o el hilo…
Pueden ver un par de fotos de cómo lucieron los poemas cuando fuera lanzado este proyecto:


En 2012 y a pedido popular volvieron los poemas, ahora ocupando un espacio mayor en una pared del tren, adornados con una obra de arte, algunos de ellos preciosos diseños que han sido publicados en varios libros. El programa selecciona y muestra dos poemas cada trimestre, ocho por año, en el metro. Este mismo programa ha sido llevado en los Estados Unidos a más de 30 ciudades de todo el país, incluidas: Atlanta, Austin, Baltimore, Boston, Chicago, Dallas, Houston, Los Ángeles, Milwaukee, Nashville, Nueva Orleans, Portland, Salt Lake City, Washington, por nombrar algunas.
Nuestros poetas, de España y Latinoamérica, han engalanado estos trenes. Gabriela Mistral, Rafael Alberti, Octavio Paz, Federico García Lorca, Rafel Alberti, Antonio Machado, Cynthia Rodríguez, Jorge Carrera Andrade, Manuel Ulacia, Elva Macías y poetas estadounidenses de origen hispano como Dixie Salazar – que de paso es una excelente pintora, David Domínguez, Martin Espada, Ricardo Nazario y Colon, Gary Soto, Lisa Alvarado, y una estudiante muy niña, latina, Laura Castillo y su poema Dos:
Tengo dos camas
y dos cuartos
dos diferentes casas
dos papás
y dos mamás.
Tengo dos ojos
y dos manos
dos pies
y dos brazos
pero no puedo estar
en dos sitios diferentes
a la misma vez.
Pueden ver algunas fotos de los poemas del metro de Nueva York, en su formato “nuevo”:


Los poemas de Lorca tienen un gran significado en el subway. Lorca escribió “Poeta en Nueva York” cuando visitó a esta ciudad en entre 1929 y 1930 invitado por la Universidad de Columbia y quedó muy afectado por la ciudad, el trato a los negros, etc. El poemario se publicó luego de su muerte.
En un vagón de la Línea 4, los versos de Lorca resuenan sobre el chirido del tren que se detiene en la estación de Brooklyn Bridge y adentrarme en Chinatown donde viví en 1992:
El remanso de aire
bajo la rama del eco.
El remanso del agua
bajo fronda de luceros.
El remanso de tu boca
bajo espesura de besos.


En Paris, la poesía también viaja en el metro. Viaja dentro de la gente que se desafía para seguir al poeta Jacques Jouet que en 1995 lanzó la idea de “poema del metro“ (poéme dans le metro) por las calles de Paris. Ponle atención a las instrucciones:
Un poema del metro es un poema compuesto en el metro, durante el tiempo de un trayecto.
Un poema del metro tiene tantas líneas como estaciones en tu viaje. Menos una.
La primera línea debes componerla en tu cabeza entre las dos primeras estaciones de tu viaje (de la estación de partida hasta la que le sigue).
Esta primera línea la debes escribir en un papel solo cuando el tren se detiene en esa segunda estación.
La segunda línea la debes escribir en tu cabeza entre las estaciones dos y tres de tu viaje.
Solo escribes la línea correspondiente cuando el tren se detiene. Y así seguidamente.
No debes escribir cuando el tren está en movimiento, ni componer cuando se detiene.
La última línea del poema la debes escribir en el andén de tu última estación.
No es una práctica fácil y toca ensayar y siento que sólo aquellos que hacen sus recorridos rutinarios de ida y vuelta van logrando la maestría de lograr un poema de metro que logre captar el bello desafío de ser, crear y ponerse límites y metas. Jacques Jouet ha propuesto muchos desafíos de todo tipo que va subiendo a la red donde sus seguidores fielmente responden.
En Paris, la poesía también viaja en el metro por cortesía de la RATP que administra la red de trenes y cada año publica decenas de poemas franceses y de muchos países del mundo que van apareciendo mágicamente cuando menos los esperas. Este del noreste brasilero me acaparó y saqué mi celular para llevarme conmigo los versos de José Albano:

Tengo en mi alma dos molinos,
Uno lo anima el agua, el otro el viento,
juntos los dos y vecinos,
no detienen su movimiento.
El de agua gira sin cesar,
El de viento vira y vira,
El primero lo mueven mis lágrimas,
El segundo mis suspiros.
Uno de estos poemas en el metro está en una estación y es una proyección sobre una pared blanca y la sombra de las letras te atrapan: “Las personas que nunca ríen no son serias”. Parece un verso para pintar en una barda de acción poética.
En un metro, llegando a la enorme estación des Halles, Paul Eluard me embiste: “Sobre mi cuaderno escolar, sobre mi pupitre y los árboles, sobre la arena y la nieve, escribo tu nombre: Libertad.” Y esos versos me llevan al encuentro de su musicalización en la voz de Nacha Guevara… Oigamos.
Esta iniciativa de poesía en el metro de Paris es de los poetas Gérard Cartier y Francis Combes y han sido recogidos en antologías realizados por ellos dos, recopilando los poemas que se han bajado del metro y así encuentran un descanso en las páginas de un libro.
Desde hace unos años el Metro de París viene realizando un concurso de poesía en tres categorías y en 2019 se recibieron casi 10,000 poemas, unos 8.400 en la categoría Adultos (mayores de 18 años), unos 900 en la categoría Juvenil (menores de 18) y 650 en la categoría Infantil (menores de 12 años). Los mejores 100 poemas aparecen en el metro donde miles de lectores los leen además de premios especiales para los 3 ganadores por categoría. Una niña de 6 años escribió uno de los poemas ganadores: “No me podía dormir y decidí subir las escaleras y me puse a pintar el cielo”. La convocatoria de este año, 2021, terminó el 2 de Mayo.
Nos vamos para Madrid. Allí, esta ciudad que me espera lleva desde hace más de 20 años con una iniciativa cultural de la Asociación de Editores de Madrid, llamada “Libros a la Calle “ con la que inunda cada año los transportes públicos de la comunidad madrileña con textos ilustrados. Cada vagón de metro o de tren, cada autobús, es un lugar en el que nos encontrarnos con la literatura, tomamos contacto con autores, personajes, versos.
Aparece Joan Margarit, Premio Cervantes 2019, con su poema Libertad; Bernardo Atxaga, Premio Nacional de las Letras 2019 y Pilar Pallarés, Premio Nacional de la Poesía 2019, con su poema Tiempo Fósil. Les acompañan Miguel Delibes, Mario Benedetti con el poema No te salves, Joan Perucho, Carolina Coronado, Gabriela Mistral, Pedro Salinas, la nostalgia de María Victoria Atencia y Cristina Peri Rossi y el surrealismo de Concha Méndez. Y al lado de estos versos, se encuentra un código QR, esos cuadritos blanco y negro, que te llevan a la web para conocer algo más de la obra y de su autor.


Y para celebrar el Centenario de Benito Pérez Galdós se ha realizado una acción poética en la estación de Ríos Rosas, una parada antes – o después de Cuatro Caminos, vistiendo la estación como un libro abierto, al cubrir sus andenes con el texto completo de Fortunata y Jacinta acompañado de bellas ilustraciones.


No me puedo ir de Madrid sin contarles dos maravillosas iniciativas. La primera, la de un poeta audaz, joven, intrépido: Jota Santatecla. Qué hace Jota? Un día decidió dejar sus versos en la estación de metro. Una tarjeta impresa, muy cerca del cartel del nombre de la parada y a través de Instagram dio claves para que sus seguidores encontraran y se llevaran sus versos. Y así comenzó una aventura que hoy sobrepasa los 30.000 seguidores. Tras publicar las pistas, se produce un “feedback” entre lectores y poeta, como un juego improvisado que finaliza con el que encuentra el tesoro y toma la foto de la tarjeta, lee el poema, lo comparte, le da vida. Luego Jota comenzó a poner al reverso de la tarjeta desafíos, como: Grita a todo pulmón “Soy Feliz” o “Sonríele a toda persona con que te encuentres hoy”. Algunos se ganan un libro suyo. ¿Completará las 301 estaciones de Madrid? Esa es la meta de Jota, el apodado “poeta del metro”.


La otra iniciativa es la del Colectivo Ocupacción Poética que se ha tomado el Metro de Madrid para homenajear a Europa con una selección de poemas de diferentes poetas europeos que han sido geolocalizados en diversas estaciones del Metro de Madrid y los viajeros pueden mediante una app, leerlos y escucharlos. En nueve estaciones, activando la geolocalización de tu móvil, tu app te entrega las voces, en castellano y el idioma del poeta, sus versos. Te pones los audífonos y se inicia un diálogo íntimo con el poeta. En la web, puedes acceder y escucharlos todos. Te comparto mi favorito, en la aterciopelada voz de Denisa Comanescu, poeta rumana, que con solo oír su voz y sin entender, te enamoras de ella… óyela leyendo su poema Pessoa en rumano.
La voz es mágica y sé qué quieres saber el sentido de estas palabras. Aquí está, en castellano y en la voz, igualmente preciosa, de la actriz y locutora española Begoña Martín Prieto:


La asociación Ocupacción Poética ha desarrollado este proyecto en otros lugares de España y en más de veinticinco países del mundo, recibiendo el apoyo de muchas instituciones. La idea original de este proyecto surge de una propuesta del Instituto cultural alemán Goethe que coordina la actividad.
Te dejo un reto: ¿Cuáles son las 10 estaciones de Madrid con nombre de escritores? Lo que si te comento es que el único poeta extranjero con estación en su nombre en Madrid es el poeta nicaragüense Rubén Darío, el de “Margarita está linda la mar y el viento trae esencia sutil de azahar”… que me sabía y que debo refrescar mi memoria con él, en honor a mi abuela Margarita y dos sobrinas que han heredado el nombre de su abuea poeta.
No quiero terminar sin hablar de Medellín donde murales en cerámica, o baldosas, adornan la Estación Acevedo con la foto y los poemas de León de Greiff. Un poema humosístico de De Greiff aparece en la Estación Prado. Y en la Estación Universidad se nos aparece Porfirio Barba-Jacob. El metro de Medellín se llena de poesía cada año con el multitudinario Festival de Poesía de Medellín, tal vez uno de los más concurridos del planeta, atrayendo a más de 100,000 personas. Pero esto es tema del siguiente episodio.


En el Alto de Otramina
quedó atrás Titiribí;
me topé con Diego Calle
colorado como ají,
por culpa de tantos tragos
que él bebió y que yo bebí.
Termino con un fragmento de un poema inspirado por un encuentro, en el Metro de Madrid, frente a un poema de Lorca que ese día, en ese momento, en ese recorrido, inundó el alma de la poeta Alejandra Martínez de Miguel. Su palmarés cuenta que ganó el Poetry Slam Madrid en 2017, subcampeona nacional de Slam en España y tercera de la copa del mundo de Slam. Si no sabes qué es Slam te lo contaré en otra ocasión. Esto nos comparte Alejandra:
El metro de Madrid llora romances y no sabe por qué.
Que si lloro por un hombre -me dice-
No señora,
Lloro por el romancero gitano
Lloro por la amistad que no me brindó Dalí
Lloro por Cadaqués y Granada,
Por las palabras que quisiera mías
Y porque me he quedado sin voz al leerle.
Lloro por ellas,
Por Doña Rosita, por Adela, por la novia y por Yerma.
El metro de Madrid llora, llora el metro de Nueva York y los hijos que se fueron.
No señora, no lloro por un hombre
Lloro por los más de 100.000 asesinados por el franquismo que siguen abandonados en cunetas y fosas comunes.
Finalmente sólo digo:
– Lloro por un hombre,
sí señora,
lloro por Federico.
Aquí tienes este fragmento del poema, en mi voz, sin embargo te recomiendo ver el video de Alejandra Martínez de Miguel declamando el poema “Metro de Madrid Informa” de dónde extraje el fragmento del poema…
José de la Colina en un artículo en el periódico Milenio de México recuenta su peculiar encuentro con un declamador callejero en el metro de México que usando el fraseo del rap compartió este poema “escrito esa misma mañana”:
Desventurados los que divisaron a una muchacha en el Metro/ y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la multitud/
porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por las estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
y quizá el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre.
Don José, entusiasmado le aportó unos pesos al muchacho declamador para estimularle en su búsqueda creativa y descubrir horas más tarde, al contarle a un amigo, que reconoció estos versos “improvisados” y le señaló que eran del poeta chileno Óscar Arturo Hahn Garcés.
Me encantaría saber si conoces tú otras iniciativas similares de poesía en el transporte público porque me encantaría conocer muchos más. Como el programa “Poesía Para La Gente” en el metro de Los Angeles, acuñado con este nombre en español por Avenue 50 Studio y sus eventos como “La Palabra Poetry”.
Estas iniciativas requieren el apoyo de mucha gente sin lugar a dudas y son muy importantes tanto para para los pasajeros del transporte público como para el bienestar de todos nosotros.