olas adoloridas sobre mi cama
I
en la penumbra que deja tu cuerpo
percibo tu corazón latiendo paso a paso,
empujando débilmente la sangre que baña tus ojos de lágrimas,
lágrimas que brotan de lo más profundo de la tierra,
y caen al vacío sin nadie que las recoja
y les brinde abrigo.
II
mi cuerpo yace lánguido,
ya no cruza el frágil espacio que nos separa
como un trapecista oscilando sobre una cuerda floja.
III
callo.
mis pausas
te van llegando una a una,
como olas esparciéndose
sobre la ondulada superficie que dejan nuestras sábanas.
IV
mis incómodos silencios se te hacen cada vez más amplios,
se van tomando de la mano,
uniéndose entre sí,
como una sobrecama de deshilachados retazos
que me aíslan inútilmente de mi desconsuelo.
V
mi vacío
te deja de nuevo enmudecida.