no he querido ser el amor de tu vida
no he querido ser el amor de tu vida,
la persona que encontraste en tu camino
y cambió la dirección de tus pasos,
la que mudó el rumbo del viento
y que un día al abrir una ventana,
te diste cuenta que ya el atardecer,
se escondía en silencio
sobre el horizonte.
he querido ser los pasos
que acompañan tus pasos,
ser el aire limpio de la mañana,
el sol que da vida
a la sombra que te guía,
las nubes que pasan sin prisa,
la risa que alegra la tarde,
el codo que se adhiere
a la marcha compartida.
si en la intimidad de las noches,
si en la necesidad de calidez
de las madrugadas frías,
he encontrado
tu cuerpo frágil y tú el mío,
he querido ser esa caricia
que te despierta,
ese beso que te hace sentir
que podemos juntos tocar las estrellas
y percibir universos
que sólo un sol eclipsaría.
no he querido que dudes de tu camino
cuando el mío se bifurca,
no he querido ser la tristeza
que acompañe el adiós temporal
o permanente de una despedida,
si me toca quedarme a la vera del camino,
quiero perderte de vista
acogiendo con brío la lejanía.
si mi caminar se detiene
y mis pasos se debilitan,
si decido que existe un puerto
donde dejar mis zapatillas,
un muelle callado
con barcas ancladas en la bahía,
quiero verte pasar erguida,
porque seguro tendrás
muchos caminos que recorrer,
muchos parajes te acogerán,
tienes tantos senderos
que esperan tus pasos,
que prefiero esconderme de tu mirada
para evitar las dudas
que suscitan las despedidas.
sé,
que la libertad y el miedo
van siempre conmigo,
que tengo un consecuente corazón
atravesando mi pecho
que los ojos que te miran hoy,
podrán cambiar mañana,
y que hay palabras
como nunca y jamás
que borré poco a poco del diccionario,
con los paréntesis, las exclamaciones
y las comillas.
hemos sido felices en este tramo
que nos deparó el tiempo,
sabes que mi corazón
sueña con mapas y cartografías,
y es infinita mi necesidad de silencio
y mi sombra estirada y libre
sobre el sendero solitario,
que se ha ido acostumbrando
al implícito adiós de la compañía.