no hay lugar a regresar
en el camino
todos somos ríos
que fluimos hacia el mar,
nos detenemos en los recodos
dejando remolinos
que se empeñan en regresar,
en devolvernos
hacia el pasado,
a ese ayer que nos amarra,
mientras la corriente
busca liberar nuestros pasos
y lanzarnos hacia el vacío.
adelante,
siempre hacia delante,
absueltos por el cauce
que humedece las orillas del camino,
las riberas verdes llenas de espigas de trigo,
de árboles tercos,
de sauces llorones que acarician el pasar del agua,
y acogen el caminante y su discurrir por la vida.
no hay lugar a regresar,
el agua que fluye sólo conoce un rumbo
y la mañana te regala siempre un nuevo día.
no hay lugar a regresar,
el camino te lleva
irremediablemente
a la esperanza del poniente.
fluir
entre recodos, pausas, remolinos,
vertientes, dudas, meandros,
desequilibrios.
fluir
no hay lugar a regresar,
mirando de reojo a mis espaldas
ya no diviso el campanario,
ni los últimos tejados,
la sombra de mis huellas
se quedan en la lejanía.
ayer,
todo en el camino fue,
hoy,
todo es.