La Poesía de Miguel Fernando Caro Gamboa
Quebradita
Torrente de vida que bajas cantando
hermosas tonadas con gracia y encanto;
siempre te han cuidado celosos guardianes
samanes y jiguas viven a tu lado.
Eres tú la amiga de plantas y peces
ranas y chiquillos que van siempre a verte
y juegas con ellos hasta que anochece
cuando el Sol se oculta y la Luna aparece.
Pasan los días y las plantas mueren
crecen los chiquillos y se van los peces;
pero allí estás tú, esperando siempre
alegres chiquillos y felices peces.
Cerro de Los Cristales, 1973, nueve años
A veces llega la Noche
A veces llega la noche
y me sorprende despierto,
vagando en un mundo de
incertidumbres,
hundido en un rincón del silencio.
A veces llega la ausencia
y me asalta el pensamiento,
apartándome de este mundo
y borrando tu recuerdo.
A veces llega la tristeza
y me golpea muy adentro
como si fuera un último golpe
antes de iniciar el descenso.
A veces llega la muerte
y estoy sentado escribiendo
y se aleja silenciosa
porque ya le pertenezco.
Cali, 1982, dieciocho años
Me Gustas
Me gusta pasar las noches contigo
en silencio, mirándote,
cuidando tus sueños y tus fantasías.
Acercándome a tu mundo de colores
alegres y suaves melodías.
me gusta cuando despiertas
y me encuentras a tu lado
y me miras tiernamente
y me besas y te alegras
al saber que estoy contigo.
Me gusta pasar las noches junto a ti
y al día siguiente escribir un poema
para leértelo al oído
y, con una caricia diáfana,
hacerte sentir nuevamente mi presencia.
Canto de Amor Infinito
A Marielita W.
Me amarás cuando haya muerto
cuando de mis labios
no broten más palabras
y el silencio los cubra.
Cuando mis manos no puedan
acercarse a tu cuerpo
para hacerlo vibrar
y mi cuerpo no puede estar a tu lado
cuando regreses de tu pequeña muerte.
Me amarás en el vago recuerdo que guardas
de mí y en la distancia que hubo entre los dos,
en las pocas frases que cruzamos,
en tus ojos poseídos por mi mirada de soñador.
Me amarás cuando mi cuerpo descienda
lentamente hacia el frío de la quietud.
Entonces, querrás cubrirme con tus
brazos y besarme…
Pero ya será tarde porque la vida
estará ausente de mi cuerpo.
Me amarás cuando no puedas amarme.
Me amarás cuando no exista…
y, posiblemente, tú tampoco.
Frente al Espejo
Saber que estás pisando
pero no saber
hacia dónde dirigir tus pasos
sobre este asfalto repetido.
Hacer el amor y no sentirse
huésped de las estrellas
o habitante de alguna galaxia
multicolor y desconocida.
Sentir los latidos del corazón
pero no entender qué ritmo se
está interpretando dentro de tu
ser porque éste no se encuentra.
Ser amigo de todo el mundo
y estrechar muchas manos
para sentirse cerca de nadie
y con las manos vacías.
Llenarte de paisajes y arco iris
que se van opacando al entrar
en la órbita de tus ojos.
Alcanzar a observar los arpegios
mágicos que alegran al viento
en las tardes y entregarlos al mundo
del silencio que se ha posado en tu oído.
Llegar al final del papel en blanco,
con la tinta agotada y la posibilidad
de la sangre que nos deja
frente a frente con la nada…
Cósmico
Aún están en mi piel las huellas de tus caricias
y en mi boca el sabor de tus besos.
cada poro de mi cuerpo
anhela tus gotas de sudor
para derretirse,
fundirse
y ser uno contigo,
en este espacio oloroso a sándalo
y lleno de arpegios orientales.
Eres la flor
llena de néctar
que me inspira
para iniciar el vuelo.
Llegaste a mi corazón con tu alegría,
tu risa infantil y tus abrazos,
en el momento preciso,
vital y necesario.
Ahora te recuerdo,
te extraño
y deseo estar contigo.
Juntos, lejos de la gente,
construyendo nuestro propio universo
donde sean nuestro amor, nuestros besos,
nuestras palabras, nuestras caricias,
nuestros silencios…
…los astros que conformen
nuestra galaxia.
Mester de Erotesía
Me dais a probar del amor vuestras mieles
más preciadas
y cuando tenéis mis sentidos en desorden,
desaparecéis cual abeja en campos de azahar.
Dulce es vuestro recuerdo en mi memoria
y amarga es vuestra ausencia en mis noches
y en mis días.
Dejadme estar con vos, señora mía,
para ser el juglar que asalte vuestra ventana
en noches de luna llena.
Invitadme con tus besos
a escalar la torre que os guarda
y premiad con tus encantos mi osadía.
Presentadme la resistencia que vuestra ropa os permita,
para vencerla con mi daga y cometer la fechoría.
Dejadme a mí toda la culpa y gemid de placer
porque mi avecilla ya encontró su nido.
A morir estoy dispuesto después de esta aventura
o a fugarme con vos hacia tierras lejanas,
donde el amor no nos duela y no existan las amarras,
la jaula o el grillete, que apagan la pasión
y oscurecen la llama.
El peligro es inminente;
el rey y sus secuaces ya se acercan.
Que mi lengua y mis labios terminen su labor
y vuestro olor, sabor y caudal,
enloquezcan mi olfato, mi paladar y mi garganta,
antes que de vuestros aposentos,
la puerta sea tirada.
Al Final del Camino
Al final del camino
tal vez no quede nada,
ni siquiera el polvo ligero
que cubre las huellas
de las trochas perdidas
en la oscuridad.
Al final,
cuando la carne se pudre,
y la piel es una leve pincelada
en la memoria
de alguna caricia extraviada,
¿algún átomo dará testimonio
del silencio engendrado
en las voces apagadas?
Al final del camino,
sólo la certeza
de la estela imperceptible,
que deja la mariposa
más leve
entre el tiempo
y el mar.
Latidos Absurdos II
Cuando comprendí
que ni siquiera era una mariposa.
Mi tiempo había terminado,
ya no podía formar parte del paisaje.
Civilización
Niños, huérfanos y viudas,
el triunfo de la guerra.