la fina cobertura que te envuelve
I
en la ambigüedad que me lleva a diario
a mirarme en el espejo
para reconocer el cuerpo en que habito,
a observar mis manos magulladas
y no saber dónde termina mi piel
y comienza el infinito,
en la dicotomía de este ser transitorio
con que cohabitas,
permaneces en el centro dócil de mi vida.
II
me deslizo
bajo la fina cobertura que te envuelve,
fluyo en los ríos de sangre
que nutren cada célula de tu diminuta astronomía,
floto en la corriente de tus arterias
adentrándome en el cordón visceral que nos une
en busca del oxígeno cristalino
que mis células sedientas
necesitan extraer del plasma orgánico que te circunda.
III
ya no sé si veo por mis ojos,
o miro en tu nervio óptico el paso del tiempo,
amarte es como amarme,
como regar de lluvia
esta hiedra vital que nos recubre.
IV
déjame inhalar el aire que respiras,
mirarme con tus ojos negros,
escuchar con tus oídos mis palabras,
déjame palpar con tus dedos mi piel esquiva
y perseguir por tu cuerpo tus sentimientos
hasta encontrar dónde se esconden,
entender lo que sientes por mí,
comprender el vacío que mi amor te deja.
V
quiero algún día convencerte
que esta imagen que tienes frente a ti,
fragmentada,
inconexa,
intermitente,
impredecible,
esporádica,
oculta,
profundamente
te ama.