

hablamos
hablamos
y voy acogiendo tus palabras,
recogiendo tus miradas,
me voy aferrando a tus sonrisas,
arrimándome a tus sentimientos
con mis sentimientos míos
de lluvia y de calma.
hablamos
y las palabras llegan
en tiempos y a tiempos diversos,
conscientes de que buscamos
un compartir paralelo,
tan natural que se vaya desplegando
en nuestro individual vivir,
nuestro particular sentir
y sea tan fuerte como nuestro existir.
hablamos
y en nuestra tibia amistad
de vez en cuando
nuestras manos se tocan
y en mí tu mano se vuelve ola,
se vuelve viento
y el asombro se pone a divagar
sin prisa por mi cuerpo.
hablamos
y en nuestra tibia amistad
siento visos de que en el fondo te quiero,
pero no sé cómo te quiero,
ni qué hacer con ese te quiero,
sólo sé que creo que te quiero.
hablamos
y me voy dando cuenta
que la única imagen de amor
que yo aquí dentro llevo,
es aquella de la primera vista
del desenfreno, de la emoción,
de la sensación fuerte
de llamas y resplandor.
hablamos
y me voy dando cuenta
que no le creo más
a tantos relámpagos continuos,
tantas incursiones presurosas
que he llamado en mí el amor,
por tener miedo a enfrentar
las débiles ideas del gran amor.
hablamos
y en nuestra tibia amistad
siento visos de que el en fondo te quiero,
pero no sé cómo te quiero,
ni qué hacer con ese te quiero,
sólo sé que siento que te quiero.
me hablo
y me quedo con la sensación
de que en el amor amor
y entre mis tantas cosas,
hay mil y mil formas
que no he dejado vivir,
como tu tibia amistad,
como tu quieta proximidad.
cali, Diciembre de 1982