golpes secos
no me escondo
tras mis papeles y mis palabras
para evadir las tormentas,
para no enfrentar las sombras,
para ser un río pausado
que fluye lento hacia el mar.
me nutro de mi silencio,
entre puertas resuelvo aguaceros,
las neblinas, los cambios de clima,
desde mi piel hacia adentro
quiero un bosque natural,
ordenado y sencillo,
donde la paz sea mi sonrisa,
mi útil esperanza.
prefiero gritarle a mis árboles
el dolor,
llorarle a mis riachuelos
la tristeza,
quejarme ante mi flor matinal
de mi vida sin sentido,
sin fuerza,
de la gente que cruza,
de la guerra,
de la violencia,
de todas las mentiras.
pero te dejo afuera
y no escucho tus golpes secos
en la madera,
te dejo afuera
y ni la tarde, ni la brisa
quieren pasar entre las rendijas,
te dejo afuera
y el frío de la noche
va cansando tu sonrisa
y al abrir el portón
sólo quedan tres lágrimas adoloridas
alejándose en silencio
de mi vida.
no sé qué hacer,
no quiero que te marches
y no volverte a ver,
no sé qué hacer,
¿tumbar los muros?
que protegen mis heridas?
¿romper cada puerta
que me separa de tu vida?
no sé qué hacer
con esta tristeza,
necesito una solución,
talvez un poco de paciencia…
no sé qué hacer
con esta tormenta.
cali, febrero de 1987