golpes inadvertidos en tu puerta
I
estoy tocando a tu puerta.
II
ábreme,
mis golpes suaves pasan inadvertidos
como latidos de un corazón enmudecido,
ábreme,
déjame entrar,
ábreme.
III
soy yo,
el mismo que ayer salió a la calle,
maravillado por el destello de los sueños
que esclarecían mi impredecible destino.
soy yo,
el mismo que ayer caminaba raudo por las aceras
deslumbrado por el resplandor de las ilusiones
que iluminaban las portadas de mis libros.
soy yo,
el mismo con que has vivido por años
en esta casa diáfana.
soy yo,
cambiado por dentro
por el silencio que me penetra
cuando me detengo.
IV
entre tantos corredores estrechos,
tantos umbrales claroscuros
en que se desvanece mi espera,
¿será tu puerta la que golpeo en vano?
V
soy yo,
cambiado por fuera
a costa de los años
que llevo manejando cotidianeidades
y esperanzas.
soy yo,
tocando a tu puerta,
ábreme.
VI
¿abrirás cuando el tiempo te dilate las heridas?
¿cuándo pueda probarte que no amenazo intencionalmente
el delicado balance de tu armonía?
¿cuándo sientas que el paso del tiempo,
me sigue manteniendo al umbral de tus sonrisas?
VII
puedo esperar.