el protegido puerto de tus brazos
de nuevo estoy a la deriva…
tus ojos,
como un faro distante en la noche brumosa,
observan mi paso vacilante,
temeroso,
esquivo tu costa quebradiza y desnuda,
y dejo atrás el arrecife
donde encallan mis dudas y tus palabras.
la oscuridad apremia
y el murmullo del viento
atraviesa el silencio que nos separa,
las olas del mar abierto golpean mis huesos,
una llovizna salada impregna mi pecho
mientras una luna blanca,
rompe las nubes e ilumina tu cuerpo.
te percibo a lo lejos y me defiendo,
el resplandor de tus ojos,
sobre la superficie agitada de mi piel,
me debilita,
y tus labios húmedos me arriman de nuevo
al protegido puerto de tus brazos,
entregándome,
sin anclas y sin amarras,
a mi destino.