camisas blancas
baja tu mano sobre mi frente,
mírame,
tócame,
que tus palabras de viento y de paz
se entrelacen con mi vida
y puedan regar tu semilla.
enséñame,
protégeme,
que tus andanzas de agua y polvo
se impregnen en mi piel
y me acerquen a los hombres
que tejen esperanzas en el desierto.
ayúdame,
vísteme,
que tu manto limpio y claro
una mis camisas blancas
a las calles que habito;
inundándome de luz
cuando la oscuridad me embiste
y los días sin pausa
me alejan de tu destino.
baja tu mano sobre mi frente,
háblame,
oriéntame.
cali, septiembre de 1990