aunque tu voz se pierda
I
en el correr de tu sangre agitada
hemos dejado minúsculas semillas atentas
derramadas en el tiempo,
con la misión inalterable de buscar tu corazón abierto
y echar raíces en el oasis callado
donde serenas tu alma iluminada.
pretenden aflorar en tu pecho
cuando estés dormida
y dibujar en tus labios húmedos una leve sonrisa,
aparecer en tus sueños
y permanecer sigilosas cuando transitas
por las presurosas calles donde hoy tejes tu vida.
II
has salido de tu casa,
de tu nido,
tus pasos liberados han cambiado de acera
y en tu cuarto vacío
sólo quedan las leves huellas
que día tras día
vamos guardando entre los recuerdos.
III
entre la prisa y la gente,
en el andén en que aguardas,
la mesa donde te ocupas,
la ventana en que contemplas,
tu mente evoca imágenes,
historias que compartimos,
senderos y viajes,
tiernas nostalgias,
la proximidad taciturna de estos ojos
que de lejos te observan.
IV
pretendí regalarte mis alas
para que algo de mí se fuera contigo
y en cada pausa,
en cada decisión que has tomado en tu camino,
me he quedado en esta acera,
con un ramito de flores
que he dejado marchitar entre mis dedos.
V
y aunque tu voz se pierda
entre el murmullo de la ciudad
y el continuo trajín del tiempo,
estaré siempre al margen del silencio,
entre las hojas de los árboles,
en las bancas de la plaza,
en el andén de la estación,
callado
y prudente,
ansioso
y ausente.